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Arquitectos: Juan Antonio García Poveda
- Área: 700 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Miguel Ángel Cabrera Luengo
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Proveedores: AutoDesk, Complementto, Ecotex digital, Microsoft, Raleco S.L., Rótulos José, Trimble
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La huerta en la Vega Baja de la provincia de Alicante es el principal motor económico. Sus frutas y verduras llegan a muchos hogares de la zona, pero también al mercado nacional e internacional. El Mercado Municipal de Abastos de la pequeña localidad de Albatera es el centro neurálgico de ésta, y así ha venido siendo desde los inicios de uso de este equipamiento: hasta el año 1950, este edificio albergaba caballerizas. A partir de entonces, se adecuó y comenzó a funcionar como mercado de abastos. Los puestos se situaron en el perímetro del edificio, en las zonas techadas, dejando el centro de la construcción, la cual permanecía abierta, como segunda plaza de la localidad, donde la gente se reunía, hacía tratos comerciales, etc.
Durante 1989 se realizó la cobertura mediante estructura metálica de toda esta “plaza” central, permitiendo ganar en confort térmico así como la creación de nuevos puntos de venta en la zona central: en la antigua “plaza”. En el año 2020 se realiza la última reforma, afectando a la fachada y a la pavimentación y alicatado interior, entre otras acciones.
En la actualidad, la fachada trata de hacer una reminiscencia a la construcción inicial: antiguamente tenía una cenefa generando una arquería, transmitiendo la geometría de las arquerías interiores al exterior. En la reforma actual, generamos el mismo contorno de aquel edificio originario pero utilizando materiales contemporáneos que doten de personalidad a dicha edificación. Se genera esta geometría gracias a una piel de chapa minionda microperforada que durante el día genera un juego de luces y sombras sobre la fachada y que durante la noche sirve de pantalla retroiluminada, dando importancia a este equipamiento a lo largo de todo el día.
Además, se genera un zócalo continuo en toda la longitud de fachada que penetra en cada entrada hacia el interior, recorriendo todo el perímetro de forma continua, invitando así al usuario desde el exterior al interior. Por otro lado, en los accesos se generan unas viseras de modo que capten la atención al peatón que circula de manera longitudinal respecto a los accesos. En el pavimento interior se aprecia una disposición de las piezas que, vistas desde arriba y gracias a las diferentes tonalidades de verde empleadas, referencian la disposición de las parcelas rectangulares que se encuentran en la huerta de Albatera.
De esta forma, accedemos desde la tonalidad más fuerte, la cual nos acompaña hasta los puestos de venta donde, una vez en ellos, va desapareciendo la fuerza del color mediante un degradado a tonos más claros, hasta que se desvanece. La pavimentación y alicatado de los paramentos verticales se concibe como una alfombra continua, que dirige visualmente al usuario desde la entrada hasta el puesto de venta.